lunes, 19 de marzo de 2012

Perfectas imperfecciones.

El investigar me está cambiando. El reflexionar. El conocer. Está cambiando poco a poco mi esencia, que en realidad ya no recuerdo ni cuál era.
Yo, la rebelde, la inconformista; ahora empiezo a entender el sistema y su por qué. Y entiendo que el interés mueve el mundo.
Y no se si me he vuelto tolerante yo (e intolerante todos) o es que estoy pasando por ese proceso de maduración que todos hablan de él pero nadie sabe bien a qué se refiere.


Invertí hace tiempo el proceso, ahora digo la inteligencia antes que la belleza. Aunque hay que profundizar para conocer la primera y evitar el contacto para no cansarte de la segunda. Y me gusta perderme en garitos cutres. Y reír. Escuchar a cantautores y llorar sin motivo. Llorar por el recuerdo, o por películas que me invente. Soy buena guionista. Aunque también me gusta ir a restaurantes, beber un buen vino y comportarme con una señorita de buenos modales. Pero no por ello no puedo beber ginebra de cuatro euros con mis amigas y soportar la resaca del día siguiente.


Soy el calor, el deseo, la pasión y la entrega. Y también soy las dudas, el egoísmo y caras largas ante situaciones que no me agradan. Mi cabeza está en el sur, y mi corazón también. Aunque a veces reniego de mi tierra, y quiero huir, irme a otro país, pero sé que después quiero volver. Sé que me gusta corregir a la gente, y hablar con tecnicismos. Y que siempre cambiaré la "s" por una "h" aspirada. Aunque a veces me convierto, y sin querer digo cosas que no son mías. Entonces, en ese momento no soy yo.


Que me encanta el sabor de la cerveza fría pero no le diré que no a un vino blanco. Que fumo aunque me moleste el humo, el mío y el de los demás. Que soy todo lo que ves y todo lo contrario. Soy lo que más te gusta y lo que más aborreces. Así soy yo.


Que no me gusta escuchar música. Lo hago pero no entra dentro de mis hobbies. Ni siquiera cuando viajo. Ni ahora que los cascos inundan el metro, los urbanos y los trenes. Yo prefiero escuchar el ruido de mi alrededor y leer un buen libro. Y no soy romántica pero leo a Federico Moccia. Y no soy apasionada pero tengo el libro de Pablo Neruda "veinte poemas de amor y una canción desesperada" en mi mesita de noche. Junto a revistas del colegio de trabajadores sociales y al libro de Risto Mejide. Porque soy todo mezcla.


Que puedo pasarme un fin de semana en casa sola con la única compañía de libros y series americanas de adolescentes o irme una semana Ibiza y volver con veinte horas de sueño atrasado.
Y que puedo hablarte de políticas activas, de economía, de keynesianos y neoclásicos, del estado del bienestar o puedo soltarte alguna estupidez y contarte un chiste malo que escuché esta mañana. O puedo gritarte como una posesa porque no sé que ropa ponerme hoy. Porque me gusta enriquecer a mi yo interior, y me gusta mirarme al espejo.


Que puedo llevarme horas en un museo viendo cuadros y leyendo los folletos sobre historia del arte. Entrar en un monumento con la ilusión de que me den un audioguía. Pero también puedo pasar horas en un bar con conversaciones superfluas con el único objetivo de beber cervezas. Y me lo paso bien de ambas maneras.


No soy hipócrita pero sí se ver cómo lo hacéis. No es culpa del iceberg que sólo veáis la parte exterior. Porque ya lo decía Yohari (que sé que no lo conoces) pero incluso existe una parte de mi que yo no conozco, ni tú conoces.


Porque no sería yo si mi vida fuese tranquila. Porque me gustan las aventuras y leer el horóscopo una vez al mes, aunque no me lo crea. Porque no seré yo el día en el que diga que no me gusta escribir.

1 comentario:

  1. muy bueno belén, así eres tú. escribes y sabes transmitir lo que piensas.

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